—De acuerdo —declaró con voz grave y tono sosegado el presidente del tribunal—. Esta tarde, ventilados todos los trámites, los miembros aquí presentes del Santo Oficio nos retiraremos a deliberar y, mañana, daremos lectura al veredicto. En el rostro de fray Bernardo asomó una rabia difícil de disimular; aun así, […]
—Dios mío —murmuró la abadesa con el rostro desencajado—. ¡Quién sabe lo que esa trastornada habrá contado a la Inquisición! Ya lo ves, hermano: parece que todo vale con tal de hacer caer a quien disgusta. Y, aun así, ignoro las razones que llevaron a Martina a escribir esa carta […]
—Mira, Concepción —dijo la abadesa, volviéndose hacia la enfermera—, ya habrás notado que mi hermano es algo bromista y muy cercano en el trato. No pienses que le falte seriedad; lo que ocurre es que, desde mozo, no ha sabido vivir sin optimismo ni sonrisa. A la postre, ese tono […]
—Así es —respondió fray Agustín, con tono desenfadado mientras se acomodaba en el banco del carromato—. Solo espero que la monja denunciante no pierda los papeles si llegamos a celebrar juicio. Eso le restaría credibilidad. Ya hemos visto muchos casos en los que, ante la presencia de las autoridades y […]
En el camino de regreso a Sevilla, soportando los continuos vaivenes del carromato sobre la vereda pedregosa, los dos dominicos comenzaron a intercambiar impresiones acerca de los interrogatorios y de toda la información recabada. —Fray Agustín, ¿qué pensáis? —preguntó Bernardo, apartando la cortinilla para mirar fugazmente el horizonte—. Habéis escuchado […]
—¿Y qué más ocurrió aquella jornada? —preguntó fray Bernardo, como si la respuesta anterior no le bastase. —Nada más, mi señor —respondió el franciscano—. Tras terminar mi labor en el convento, me despedí de las monjas y regresé a mi iglesia. —Claro —repuso el dominico, impaciente—. Debo suponer que a […]
—El demonio se deja ver en los lugares más insospechados y, en ocasiones, se cuela en los conventos de monjas para desafiar el poder de Dios y desplegar su maldad —afirmó el inquisidor con aplomo—. Solo precisa almas dispuestas a entregarse a sus apetitosas propuestas. Decidme, ¿creéis que esos prodigios […]
Fray Bernardo se inclinó hacia adelante, esta vez con temple. —Entiendo; mas, como vos misma afirmáis, no pasa de suposición. Lástima que solo podáis conjeturar. Eso sí: vuestra imaginación es portentosa. —Puede —admitió la monja—, pero no logro arrancarme esa escena de la cabeza; vuelve y vuelve. —¿Guardáis algún celo […]
Por la tarde, restaban dos testimonios. La penúltima en comparecer fue la hermana Carmen. Fray Bernardo, con el hábito bien ceñido y la mirada firme, reanudó su oficio de acorralar verdades. —Mirad, hermana Carmen —prosiguió con temple—. En estas materias todo parece absurdo… hasta que el diablo asoma. Guardad el […]
Por la tarde solo restaban dos testimonios. La penúltima en ser llamada fue la hermana Carmen. Fray Bernardo, dueño de la estancia y del aire, se dispuso a desvelar la verdad con su método acostumbrado. El rasgueo de la pluma de fray Agustín ponía compás al silencio. —Acomodaos, hermana —indicó […]
